¿QUÉ ES EL ANTITIPO?
Por Dr. Javier Rivas Martínez (MD).
El término tipo lo
encontramos 16 veces en el Nuevo Testamento griego con diferentes significados
(Jn. 20:25; Hch. 7:43, 44; 23:25; Ro. 5:14; 6:17; 1Co. 10:6, 11; Fil. 3:17;
1Ts. 1:7; 2Ts. 3:9; 1Ti. 4:12; Tit. 2:7; Heb. 8:5; 1P. 5:3). En 1Co. 10:6 y 11
tiene al significado que queremos considerar aquí: “Empero estas cosas fueron
en figura de nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron…
Y estas cosas les acontecieron en figura; y son escritas para nuestra
admonición, en quienes los fines de los siglos han parado.” La palabra
castellana proviene del latín typus, y este del griego tupon; y el diccionario
la define, en las dos primeras acepciones, como: “(1) Modelo, ejemplar; (2)
símbolo representativo de algo figurado”. Se llama antitipo a la realidad del
Nuevo Testamento que se corresponde con el tipo del Antiguo; aunque el término
griego también se traduce “figura” en la versión castellana de la Biblia (Heb.
9.24; 1P. 3:21). (Tomado de Wikipedia).
Como se podrá ver, el
término Antitipo es un término teológico, no desconocido, que se aplica al
cumplimiento del sacrifico expiatorio de Cristo en el Nuevo Testamento teniendo
como base las figuras o sombras veterotestamentarias, como es, en este caso, el
sacrifico de animales físicamente aptos (sin defectos, o puros) de acuerdo a la
ley Levítica (Lev.cap.4) para el perdón de los pecados (Lev.4:35). En
Heb.10:1., el autor explica, dentro de la perspectiva de la Gracia, tomando en
cuenta la vieja ley, que la sombra, es decir, los sacrificios de animales
conforme al culto levítico para la expiación de los pecados vendría a ser el
objeto principal para que los bienes del futuro o venideros pudieran darse y
que se traducen en la muerte de Cristo para la restauración del hombre con Dios
(Reconciliación: Ro.5:10; 2 Co.5:19), para la satisfacción de las demandas de
acuerdo al carácter santo y justo de Dios con respecto al castigo del pecado
(Propiciación: Ro.3:25), para la compra del esclavo del pecado para que sea
libre (Redención: 1Co.1:13, 14), y para la consumación de la salvación de los
que fueron comprados con sangre en la cruz que tienen relación con la segunda
venida de Cristo al mundo:
«…así también Cristo
fue ofrecido una sola vez para quitar los pecados de muchos. La segunda vez, ya
sin relación con el pecado, aparecerá para salvación a los que le esperan»
(Heb.9:28; ver también Heb.9:15).
Animales selectamente
puros, sin defectos, eran escogidos para el sacrificio expiatorio (Heb.9:13.),
y su importancia estriba o se centra en el derramamiento de la sangre de ellos
para la expiación del pecado (Heb.9:19-21). «La ofrenda de sangre del macho
cabrío y el envío del otro macho cabrío al desierto proporcionaban perdón solo
en el sentido de que tipificaban el sacrificio final de de Cristo (Biblia de
estudio RVA Siglo XXI, basada en la RV de 1909). Así, en el Antiguo Testamento:
«. . . pues según la ley todo es casi purificado con sangre, y sin derramamiento
de sangre no hay perdón de pecados (Heb.9:22). Bajo el sacrificio levítico, era
imposible obtener la purificación de manera completa. Es sabido que la
conciencia del pecado obraba aún. Por tal causa, los sacrificios por los
pecados se realizaban de manera repetitiva en el Antiguo Testamento:
«Porque la ley,
teniendo la sombra de los bienes venideros y no la forma de estas realidades,
nunca puede, por medio de los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente
año en año, hacer perfectos (completos) a los que se acercan. De otra manera,
¿no habrían dejado de ser ofrecidos? Porque los que ofrecen este culto, una vez
purificados, ya no tendrían más conciencia de pecado. Sin embargo, cada año se
hace memoria de los pecados con estos sacrificios, porque la sangre de los
toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. . . » (Heb.10:1-4).
Por otro lado, con
Cristo, el Antitipo, la posibilidad para que los pecados sean purificados es
absoluta, por medio de un sacrificio único: «Luego dijo: ¡Heme aquí para hacer
tu voluntad! El quita lo primero para establecer lo segundo (es decir, la
ofrenda levítica de animales sacrificados: los precursores, la sombra,
Heb.10:9). Es en esa voluntad que somos santificados mediante la ofrenda del
cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre» (Heb.10:10). En otro lugar:
«Porque si la sangre
de machos cabríos y de toros, y la ceniza de la vaquilla rociada sobre los
impuros, santifican para la purificación del cuerpo, ¡Cuánto más la sangre de
Cristo, quien mediante el Espíritu eterno se ofreció a si mismo sin mancha a
Dios, limpiará nuestras conciencias de las obras muertas para servir al Dios
vivo» (Heb.9:14).
Cristo es el Cordero
de Dios que quita el pecado del mundo (Jn.1:29) porque conceptualiza el cordero
pascual (Ex.12:3), y se identifica con el macho cabrío del Día de la Expiación
(Lev. 5:16). Es el Antitipo, además, del segundo macho cabrío, que era ungido
con la sangre del macho cabrío sacrificado, el cual se le dejaba huir al
desierto para que muriera, llevando los pecados de Israel, según esta
tipología. Cristo como Cordero de Dios viene a dar expiación de los pecados de
aquellos hombres que han creído en él (Jn.3:16).
«Así que, hermanos,
teniendo plena confianza para entrar al lugar santísimo por la sangre de
Jesús...» (Heb.10:10).
Dios les bendiga por
siempre, hermanos y amigos que nos visitan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario