lunes, 25 de febrero de 2013

Lo que se viene sobre el evangelicalismo


PENSAR INQUIETANTE
Por el Dr. Javier Rivas Mtz (MD)

Pensaba ayer, en altas horas de la noche, en la fidelidad inquebrantable de las Escrituras. Todo se cumplirá al pie de la letra, reniegue quien reniegue, búrlese quien se burle de ellas, créalo, o si es incrédulo, así será, porque Dios no es hombre para que mienta (Num. 23:19). Podemos constatar a través de la Biblia que el fin de los sistemas del mundo están por concluir, mientras éstos, paradójicamente, cada vez más, se yerguen con altivez segura en un moderno progresismo que anuncia su pronta e inevitable caída.
Vendrá el tiempo en que Dios los derrumbará, como si fuesen un montón de ladrillos huecos que se tumban con un insignificante golpe, y su luz arrogante será apagada como la luz de vela que alumbra cuando se sopla sobre ella. La soberbia ha hecho creer al mundo que Dios es innecesario para él; tristemente, caerá con toda su gloria maldita y profana, tal como las ciudades paganas cayeron en la antigüedad por su rebeldía absoluta contra el Dios del cielo, a pesar de la advertencia de juicio severo en boca de los fieles y santos profetas del Altísimo Señor:

«La soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que moras en las hendiduras de las peñas, en tu altísima morada; que dices en tu corazón: ¿Quién me derribará a tierra? Si te remontares como águila, y aunque entre estrellas pusieres tu nido, de ahí te derribaré, dice Jehová» (Abd. 3, 4).

Pero lo más triste del asunto, es que la Iglesia actual, no es indiferente al escrutinio Divino, aclarando que en los tiempos muchos se apartarán de la verdadera fe, para seguir doctrinas que no se sujetan a la voluntad del Creador, aprobando su encubierto trasfondo demoníacos que parecen de luz, pero que su falsedad espantosa es detectada por la certidumbre Escritural (1 Tim.4:1). Aún con la evidencia bíblica que les hace ver su naturaleza maligna, los creyentes ignorantes seguirán creyendo en ellas, colocándolos en un estado peligroso y potencialmente condenatorio.

Teologías oscuramente inciertas se han colado sigilosas en los templos cristianos, que con gusto nada saludable, son abrazadas cómo el padre amoroso que abraza a sus hijos. El caballo troyano satánico, hermosamente diseñado de aparente piedad, se ha abierto dentro de las Iglesias para exhalar su iniquidad salpicada de gloria que se mueve tan descarda e inmundamente en la vida de los creyentes, siendo culpable los líderes eclesiales, porque ellos son los que se han encargado de diseminar la semilla de engaño y de maldad que del caballo ha salido, sin importarles la condición espiritual de los neófitos profesantes, a los que astutamente se les despoja de lo poco que tienen para subsistir para provecho de los lobos rapaces vestidos de inocentes corderitos que guían a las congregaciones con doctrinas vagas e impuras. Estos abusos financieros y dogmáticos, serán causa de su pronta y justificable destrucción, según 2 P.2:1-3:

«Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre si mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme».

Claramente los textos anteriores enseñan, que no son personas ajenas a la doctrina del Señor las afectadas en la situación dada, sino el mismo pueblo de Dios y sus líderes que han sido engañados con perfecto arte demoníaco, que de una manera u otra, algunas, tratan de ser sinceras ante el Divino Hacedor.
La buena intención, si es errada, tarde que temprano conducirá a la terrible boca del Lago consumidor a los que creyeron amar genuinamente al Señor, si no despiertan de la narcotización doctrinal torcida que los hace parecer robots programados para obedecer ciegamente a los maestros que anuncian por todos los cabos la profana teología de la prosperidad.
Hoy en día, no se enseña en las Iglesias que el creyente verdadero es candidato seguro y obligado de sufrir la sana doctrina (2 Tim. 4:3). Se les muestra que con Dios todo será color de rosa, maravilloso, de materialismo abundante y de disfrute terrenal elevado (la inversión antiescritural de Mt. 6:33). Bien dijo Pablo que los profesantes de la fe se volverían para seguir fábulas del mundo, apartando el oído a la verdad, pera escuchar cosas que solamente les agraden y les convengan (2 Tim.4:4), fuera del sacrificio ordenado para la obediencia y que Dios exige cada día al cristiano ciertamente convertido. El cristianismo de hoy se ha tornado cómodo y fútil, negligente, perezoso y sin cruz, sin seguimiento a Cristo; que no acepta las aflicciones, ni las luchas, ni las pruebas que producen firmeza.
 Los creyentes son adulados y atrapados con asombrosa maestría (Jud.16) en un concepto falso como hijos de Dios; se les dice que son merecedores de todo por tal causa, lo que da lugar a creer que Dios es un cumplidor sin salidas a sus más extraños deseos, que son mundanos y carnales hasta la muerte (Nada saben, realmente, del concepto de Soberanía Divina). Regularmente, así es.
El auge de este mover pseudo cristiano a nivel mundial, no tiene nada que ver con la voluntad de Dios, sino que los líderes hipnotizadores que lo promueven y lo componen y que se han encargado de extender este atractivo cristianismo atrozmente desviado, sensual, y de mercadeo, que sin lugar a dudas es una idea excelente acomodable al corazón humano que es perverso y engañoso (Jer. 17:9). Por eso, cada día, los prosélitos aumentan, y muchos que se dicen cristianos no son más que mundanos que se ciñen brillante disfraz celestial («Cristo vive», dicen).

Su avivamiento, lejos de ser la forma ideal de sujeción y de obediencia, no deja de ser un montón de manifestaciones desordenadas emotivas que son confundidas con la Unción del Santo Dios, que prácticamente lleva al hombre a entender su Palabra para ser discernida correctamente y obedecida:

«Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseña; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él» (1 Jn.2:27).

Su legalismo farisaico y amenazas bíblicas mal entendidas y aplicadas les han hinchado hasta casi reventar los bolsillos y las billeteras de tanto dinero que roban en las Iglesias, y qué decir de las cuentas bancarias que poseen, que rebozan de todos los centavos de los pobres creyentes ignorantes que no tienen en qué lugar caerse muertos a causa de su pobreza.
 Esto sí es el colmo de los colmos, y culpa la tienen también los creyentes idiotizados, de un mirar totalmente horizontal, que confían más en los lagartones de siete suelas y perros hambrientos de billetes (por inmundos) que en el mismo Dios que da paz y libertad, y que suple cualquier cosa, que conforme a su voluntad, bendice como quiere, y no sólo al creyente, sino además a los injustos, aunque muchos no lo crean (Mt.5:45). Su temor, mal infundado por manipulación bíblica y que es ofensiva para Dios, es factor de importancia para la ocasión de enriquecer a quienes se han burlado de ellos para semejante fin. Muy lejos, tan siquiera, de tener algo personal contra estas personas religiosamente pervertidas, la finalidad en la página es hacer ver con claridad al creyente la mentira que está profetizada para los últimos tiempos y que se cumple con estos devastadores de la salvación que se encuentran bajo el yugo y el control del destructivo Satanás.
Para nosotros, los que trabajamos como vigilantes incansables en el blog, es en verdad triste el ver que tantos se estén apartando del camino salvífico por la incapacidad que tienen para poder distinguir entre lo mundano y lo de Dios. El diablo es sutil para el engaño, y el creyente mal preparado fácilmente caerá en sus fuertes lazos para ser dirigido por las rutas que llevan al Infierno de Fuego.
De manera parecida a lo que pasó en un principio con los creyentes de la Iglesia Romanista cuando se les daban las misas en latín y que no tenían acceso a las Escrituras (Para dejarlos ignorantes del precepto bíblico, aunque aún siguen timados en tantas formas de mentira, a pesar de tener biblias), hogaño los creyentes no tienen acceso a las Escrituras (aún teniéndolas en sus casas, bajo una capa densa de polvo de días, y que son desempolvadas en los días de culto solamente) porque han depositado la confianza en los que dictan sus propios decretos y prédicas sincretizadas y erradas, así, que ¿Cuál es el caso de ir a las Escrituras si tenemos súper pastores y evangelistas ungidos que nos enseñan bien lo de Arriba?
Pregúnteles, mi querido lector, si es convertido, a dos o más, y que le contesten con sinceridad, cuál es el número de veces que leen regularmente la Biblia, no digo en un día, sino por semana. Los promedios son conocidos, y fatalmente, pocos creyentes aman su lectura. Mis respetos para el viejo diablo; es muy bueno para embaucar, no en vano es llamado «Padre de Mentira» (Jn.8:44).

El mundo marcha con pasos apresurados al mayor conflicto de oscuridad terrenal. Se presagia bíblicamente una Gran Tribulación de escalas extremas, cómo nunca en la Tierra se ha visto, y es lógico, que cada día, no estaremos mucho mejor en ella (Mt.24:21). Ante todas las cosas, Cristo en el Monte de los Olivos, advirtió a sus apóstoles, y a nosotros, del engaño religioso que vendría después (Mt.24:4, 5) y que va casi de la mano con la aparición de la Gran Tribulación Final. Esto nos muestra, que los tiempos últimos casi llegan a su fin. Ahora, este engaño ha entrado en las Iglesias, y sus promotores infernales, como Benny Hinn, Cash Luna, los Copeland, Morris Cerullo, y tantos otros más que caminan dando tumbos por la misma «banqueta» y que con harta seguridad, sin retractarme nunca, pondrán muchos a «nadar» fatídicamente en las ondeantes y temibles llamas del Lago de Fuego.

Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios (Lc.21:31).
Dios les bendiga hermanos y amigos siempre.

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