jueves, 13 de junio de 2013

Nuestra misión: Predicar el mensaje del Mesías

Nuestra Misión (II Timoteo 2:7)

Las palabras finales de nuestro Señor Jesucristo antes de que subiera al cielo: Nuestra Misión...

Todo poder me es dado en el cielo y en la tierra. Vayan ustedes por lo tanto y hagan discípulos en todas las naciones... Enseñándolos a observar todas las cosas que les he mandado: y estaré con ustedes cada día hasta al final del mundo. Amén. Mateo 28:18-20...

Vayan ustedes por todo el mundo y prediquen el evangelio a cada criatura. El que creyere y fuere bautizado será salvo; pero él que no creyere será condenado. Marcos 16:15 y 16...

Así estaba escrito, y así se cumplió que el Cristo sufriría y resucitaría el tercer día: Y que el arrepentimiento y la remisión de pecados se debería predicar en su nombre en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Y ustedes son testigos de estas cosas. Y, he aquí, enviaré la promesa de mi Padre sobre ustedes: pero quédense en la ciudad de Jerusalén, hasta que ustedes sean dotados de poder de lo alto. Lucas 24:46-49...

Y recibirán poder, cuando el cual el Espíritu Santo venga sobre ustedes: y me serán testigos tanto en Jerusalén, como en todo Judea, y en Samaria, y hasta parte más remota de la tierra. Hechos 1:8

Sus palabras finales marcaron el principio de la iglesia cristiana. Después de su partida encargó que nosotros habláramos por él al mundo. ¡Nos hemos todos comprometido a una misión! El ministerio de la iglesia en su servicio al mundo debe hablar por él las palabras que reconciliarán al hombre de vuelta a Dios. Nuestro ministerio es el ministerio de la reconciliación. ¿Cuál es su misión en la vida? ¿Pasarla, viviendo la buena vida, su retiro, criando a su familia, en la popularidad, en el poder? Muchos no tienen una misión en lo absoluto, por tanto sólo existen, y pase lo que pase, pasará.

¡Nuestro Señor Jesucristo encargó que nosotros hablemos por él las palabras que reconcilian el mundo con Dios! El libro de los Hechos revela las acciones en las que los cristianos originales se ocuparon. Su enfoque primario, claramente visto en todas partes, era testificar al mundo. Los creyentes tenían una percepción sobria de su responsabilidad ante Dios. Las enseñanzas de Pedro en Hechos son muy puntiagudas y expresan lo serio del asunto que era aceptar el evangelio Cristo y que todavía lo es hoy. Habló de los tiempos de refrigerio y de los tiempos de retribución. Para el salvado, es un tiempo de refrigerio. Para el no salvado, aquél tiempo será un tiempo de muerte y cuando Cristo vuelve, un tiempo de retribución. Este es un asuntó serio.

Nuestros queridos, amigos, socios y conocidos ocasionales son la gente que podemos influenciar directamente ahora mismo hablándoles sobre Cristo. La única salida de la gente (de este mundo malo, de la condenación, de los tiempos de la retribución) se debe pregonar   donde sea :

Hechos 3:19 Por lo tanto arrepiéntanse, y conviértanse, para que sus pecados sean borrados, para que tiempos de refrigerio vengan de la presencia del Señor.


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