Nuestra Misión (II Timoteo 2:7)
Las palabras finales de nuestro Señor Jesucristo antes
de que subiera al cielo: Nuestra Misión...
Todo
poder me es dado en el cielo y en la tierra. Vayan ustedes por lo tanto y hagan
discípulos en todas las naciones... Enseñándolos a observar todas las cosas que
les he mandado: y estaré con ustedes cada día hasta al final del mundo. Amén. Mateo 28:18-20...
Vayan
ustedes por todo el mundo y prediquen el evangelio a cada criatura. El que
creyere y fuere bautizado será salvo; pero él que no creyere será condenado. Marcos 16:15 y 16...
Así
estaba escrito, y así se cumplió que el Cristo sufriría y resucitaría el tercer
día: Y que el arrepentimiento y la remisión de pecados se debería predicar en
su nombre en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Y ustedes son
testigos de estas cosas. Y, he aquí, enviaré la promesa de mi Padre sobre
ustedes: pero quédense en la ciudad de Jerusalén, hasta que ustedes sean
dotados de poder de lo alto. Lucas
24:46-49...
Y
recibirán poder, cuando el cual el Espíritu Santo venga sobre ustedes: y me
serán testigos tanto en Jerusalén, como en todo Judea, y en Samaria, y hasta
parte más remota de la tierra. Hechos 1:8
Sus palabras finales marcaron el principio de la
iglesia cristiana. Después de su partida encargó que nosotros habláramos por él
al mundo. ¡Nos hemos todos comprometido a una misión! El ministerio de la
iglesia en su servicio al mundo debe hablar por él las palabras que
reconciliarán al hombre de vuelta a Dios. Nuestro ministerio es el ministerio
de la reconciliación. ¿Cuál es su misión en la vida? ¿Pasarla, viviendo la
buena vida, su retiro, criando a su familia, en la popularidad, en el poder?
Muchos no tienen una misión en lo absoluto, por tanto sólo existen, y pase lo
que pase, pasará.
¡Nuestro Señor
Jesucristo encargó que nosotros hablemos por él las palabras que reconcilian el
mundo con Dios! El libro de los Hechos revela las acciones en las que los
cristianos originales se ocuparon. Su enfoque primario, claramente visto en todas
partes, era testificar al mundo. Los creyentes tenían una percepción sobria de
su responsabilidad ante Dios. Las enseñanzas de Pedro en Hechos son muy
puntiagudas y expresan lo serio del asunto que era aceptar el evangelio Cristo
y que todavía lo es hoy. Habló de los tiempos de refrigerio y de los tiempos de
retribución. Para el salvado, es un tiempo de refrigerio. Para el no salvado,
aquél tiempo será un tiempo de muerte y cuando Cristo vuelve, un tiempo de
retribución. Este es un asuntó serio.
Nuestros queridos, amigos, socios y conocidos
ocasionales son la gente que podemos influenciar directamente ahora mismo
hablándoles sobre Cristo. La única salida de la gente (de este mundo malo, de
la condenación, de los tiempos de la retribución) se debe pregonar donde sea :
Hechos 3:19 Por lo tanto arrepiéntanse, y conviértanse,
para que sus pecados sean borrados, para que tiempos de refrigerio vengan de la
presencia del Señor.
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