martes, 4 de junio de 2013

Amar a Dios y al prójimo


ALGO PARA CONSIDERAR (II Timothy 2:7)

Cuando preguntaron a Jesucristo cual era el gran mandamiento, la prontitud y la claridad de su respuesta fue asombrosa y exige nuestra atención. ¡Dijo amar al Único Dios! Entonces, con la misma energía y rotundidad, les dijo que el segundo gran mandamiento debía amar a su vecino como a usted mismo. Ninguna vacilación o contemplación fueron necesarias porque nuestro Señor claramente entendió la máxima prioridad de Dios y el objetivo de la vida — amor.

También, nos deberíamos enfocar claramente. Biblia inglesa Moderna Phillips da una traducción que hace pensar mucho de 1 Timoteo 1:5: “El objetivo último del ministerio cristiano, después de todo, es producir el amor que brote de un corazón puro, una conciencia buena y una fe genuina.”

A principios de un año nuevo. Este es un tiempo bueno para evaluar y priorizar nuestras vidas. Lógicamente tener prioridad en la importancia de amar a Dios y amar a los demás. Tengo una pegatina de parachoques que dice: “lo primero es lo primero.” El cariño es lo principal.

La Palabra de Dios es la voluntad de Dios y da a conocer a todos nosotros cosas que pertenecen a la vida y la piedad. Nuestra fe está basada en la audiencia de la Palabra de Dios, y al grado recibimos la Palabra de Dios correctamente discernida, podemos creer lo correcto.

Por lo tanto, la Palabra de Dios es nuestro fundamento y alimento diario para sostener una vida piadosa. Sin embargo, nuestra búsqueda nunca es sólo para el conocimiento intelectual que tiende a hincharse. El objetivo final no es conocer las Escrituras, sino al Autor, Dios. Estudiamos la Palabra de Dios para saber y vivir piadosamente para Él. Cuando realmente correctamente tracemos la Palabra de Dios, viviremos tiernamente y así nos permitiremos conocer a Dios.

1 Juan 4:7 y 8 Amado, vamos a amarnos el uno al otro: ya que Dios es amor; y todo aquel que ama ha nacido de Dios y Dios lo conoce. Él que no ama no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.

Aquellos que conocen al Dios vivo piadosamente. La manera de vivir piadosamente es presentar su voluntad a la Voluntad de Dios. Para conocer la Voluntad de Dios, estudie y aplique la Palabra de Dios. ¡El que ama conoce a Dios! El amor es la prueba de conocer a Dios. Aún la búsqueda del conocimiento en sí mismo no es suficiente. Puede tener una tonelada de conocimiento y todavía no conocer a Dios porque no ama. Conozco a gente con menos conocimiento de la Palabra de Dios que otros cristianos, pero quienes obviamente conocen a Dios mejor porque aman más.

Demasiado a menudo he oído a cristianos maduros que añoran los “viejos días buenos” cuando empezaron primero en las cosas de Dios. Tenían un amor por la vida que ahora está ausente, un fuego y exuberancia que se ha extinguido hace mucho. ¿Por qué? La respuesta no es un secreto.

Cuando una persona primero aprende del amor de Dios por él, se convierte en un enamorado de Dios y de cada uno con quien entra en contacto. De ahí, experimenta el fuego y amor por la vida. ¡Lógicamente, entonces la manera de recobrar esto que ahora parece tan distante es el amor! Cuando el amor cesa, el fuego sale. Cuando el amor prospera, el fuego arde.

Un cristiano puede tener su doctrina que todos opinen como precisa y "exacta" en cada detalle. También puede tener un, compromiso de soldado muy decidido, y aun totalmente no captar la idea entera — amor.

1 Corintios 13 nos dice que sin el amor sólo hacemos ruido sin ningún objetivo. Sin el amor, no somos nada, y no hay ninguna ganancia fuera del amor. Entonces, con el amor, tenemos el gran objetivo, el objetivo de Dios. Con el amor, tenemos éxito y sacamos ganancia enormemente. La fe, la esperanza y el amor son lo más grande; aún el mayor de éstos es el amor.


Un año lleno de amor por tanto puede ser muy bien el año del retorno del Señor. Lea 1 Tesalonicenses 3:12 y 13.

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