¡NO SE DEJE DIEZMAR CON EL CUENTO DEL DIEZMO!
Por el Ing. Mario Olcese Sanguineti (apologista)
Carlitos “Cash Money” Luna dijo: “Dios bendice, pero tú haces. Los diezmos y las ofrendas no te traen las riquezas, sólo la bendición para hacerlas con tu trabajo. Los diezmos pueden producir milagros, pero no son magia”. (Uyuyuy: ¿Quieres milagros?, ¡pónte al día y paga con tus diezmos tus deseos más apremiantes!—parece decir “cash money”.)“A ver, hagan su cola y tráiganme sus sobres abultados de verdes…y a ustedes cuatro, ¿dónde están sus sobres?…Es que estamos sin plata pastorcito! ¡Ujier, ya sabe qué hacer!… ¡Ya jefe, enseguida!¡Pum!… ¡ayayay!, ¡no podemos ya sentarnos! ..¡zuás!“)Moraleja:“El vivo vive del tonto, y el tonto, de su trabajo” (Platonto Aristónteles II)
“Pero dad limosna de lo que tenéis [o, según podáis]“ (Lucas 11:41).
SE DA LA LEY DEL DIEZMO A ISRAEL
La palabra “diezmo” significa ‘una décima parte’. El primer caso de pago de diezmos que se consigna en la Escritura, está en Génesis 14:20, donde Abraham dio a Melquisedec, sacerdote del Dios Altísimo, “los diezmos de todo” el botín que había ganado en batalla contra el rey del norte, después de que Melquisedec, Rey de Salem, lo hubo bendecido.
El significado de este acto simbólico se da en Hebreos 7. Ahí el apóstol muestra a los cristianos judíos (que estaban pensando en regresar al judaísmo), que Melquisedec era una figura representativa de Cristo: “Hecho semejante al Hijo de Dios” (v. 3). Era ‘más grande’ que Abraham, como quedó evidente por el hecho que Abraham le pagó diezmos; y su sacerdocio, basado en el juramento de Dios, es “mejor” que el sacerdocio levítico, que estaba basado en la descendencia carnal de Abraham. El apóstol muestra que Jesucristo fue “hecho fiador [o, mediador] de un mejor pacto” (v. 22), dio “una mejor esperanza” (v. 19), porque esa esperanza estaba basada en “mejores promesas” (8:6).
La exhortación que da el apóstol en Hebreos 10:19-39 es que nos acerquemos a Dios, y que no retrocedamos al judaísmo para perdición (”al yugo de la esclavitud” — Gálatas 5:1). Él alienta a sus lectores a TENER “FE para preservación del alma [o de la vida]” (Hebreos 10:39).
Así que el hecho de que Abraham haya pagado un diezmo NO se muestra como algo que deban copiar sus hijos espirituales; al menos no hasta que el Señor Jesús regrese a la tierra, asuma su misión en Jerusalén en el reino de Dios como “Sumo Sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec”. El rey de Dios reinará para siempre sobre todas las naciones, en justicia y paz.
La ley del diezmo fue una parte de la Ley Mosaica que se dio ‘únicamente’ a los hijos de Israel. Se puso en vigor cuando ellos ganaron la tierra de Canaán, que Dios había prometido a Abraham y a su simiente. Allí se guiaron por el sacerdocio levítico (Levítico 27:30-34). Su vigencia cesó cuando la Ley Mosaica fue reemplazada por el sistema de Cristo.
EL PROPÓSITO DE LA LEY DEL DIEZMO
Mientras que a cada familia de los hijos de Israel se le dio una heredad de tierra por la cual pudieran proveer para sí mismos y adorar a Dios por medio del código de sacrificios, al sacerdocio levítico se le negó ese beneficio. Ellos tenían una heredad mayor: “Yo soy tu parte y tu heredad en medio de los hijos de Israel”, dijo Dios a Aarón (Números 18:20). Dios dio a los levitas “todos los diezmos en Israel por heredad” (v. 21). “Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión”. “Estatuto perpetuo [Heb. olahm... 'el período de tiempo oculto' en el cual sirvieron los levitas] para vuestros descendientes” (v. 23). Este tiempo terminó cuando terminó el pacto mosaico al morir Jesucristo, cuya muerte ratificó “el nuevo pacto” de fe. El diezmo proveía las necesidades humanas de los levitas y así podían dedicarse sin distracciones al servicio de Dios y de Israel. Los levitas eran ‘los servidores públicos’ de las naciones; sus maestros, jueces y consejeros.
El diezmo de una nación era como un impuesto para pagar a la administración de la nación. Era sólo el 10% “de todos sus frutos” cada año, mientras que el diezmo del tercer año era tanto para los levitas como para otros israelitas que estuvieren en necesidad (Deuteronomio 14:27-29). Los israelitas pagaban un diezmo de todas sus ganancias anuales, presumiblemente de sus ingresos netos. Nosotros, los gentiles, pagamos por el Servicio Público un Impuesto al Valor Agregado (IVA) que supera en gran medida el 10%; en algunos países es más, en otros es menos. ¡Dios fue un rey mucho más consciente para Israel de lo que los gobiernos humanos son para nosotros!
LOS CRISTIANOS NO ESTÁN BAJO LA LEY MOSAICA
La Ley Mosaica ha sido reemplazada por un “pacto mejor”; el nuevo pacto de fe en Cristo y el evangelio (Hebreos 8:7-13). El diezmo era una parte necesaria e integral del Pacto Mosaico, cuya observancia NO se requiere de los cristianos. Promover el diezmo s realmente judaizar y apartarse del “camino nuevo y vivo” de fe en Dios (Hebreos 10:19-20). El apóstol Pablo describió a la Ley Mosaica como “el ministerio de muerte”, porque condenaba a muerte a aquellos que desobedecían incluso sólo una de sus muchas leyes. La ley, (o servicio obligatorio), siempre pone a la gente bajo el riesgo de una condena, mientras que la fe (servicio voluntario), siempre pone a la gente de Dios bajo sus bendiciones de misericordia, gracia y paz (2 Pedro 1:2).
LOS MANDAMIENTOS DE CRISTO Y DE SUS APÓSTOLES:
Estos son:
“Dad limosna según podáis” (Lucas 11:41).
“Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos” (Mateo 6:4).
“Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe” (Gálatas 6:10).
¿POR QUE DIEZMAN ALGUNAS IGLESIAS?
Si ni el Señor Jesús ni sus apóstoles ordenan el pago del diezmo (que era parte de la ya reemplazada Ley Mosaica), ¿por qué diezman algunas iglesias? La sencilla respuesta se halla en la riqueza de estas iglesias y en la (con frecuencia) pobreza de la gente que se entrega a una ley de diezmos. Esas iglesias NO se comparan favorablemente con el Señor Jesús que vino a servir (no a ser servido), quien no tenía donde reposar su cabeza (no tenía riquezas, iglesias y catedrales ornamentadas), que depuso todo para que NOSOTROS tuviésemos vida “en abundancia” (Juan 10:10).
Nuestro Señor Jesús volcó las mesas de los mercaderes religiosos que estaban en el templo, diciendo: “Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado” (Juan 2:16). En vez de ayudar a las iglesias ricas a que sean más ricas aún, acumulando su tesoro en la tierra, acumulemos nuestro propio tesoro en el cielo, por medio de una fe que complazca a Dios.
Adoremos a Dios “en espíritu y en verdad” (Juan 4:23-24). Hagamos todo el bien que podamos. En el espíritu del servicio fiel podemos, según nuestras posibilidades, preferir apoyar financieramente a cosas que son verdaderamente de Dios. ¡Quizás las iglesias que diezman NO LO SON!
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