martes, 2 de julio de 2013

Resolviendo problemas conyugales

Resolviendo conflictos

Co-herederos (I Pedro 3:7)

Todos los matrimonios enfrentan conflictos. Si somos cristianos. ¿Por qué hay conflicto? Porque también somos seres humanos con una naturaleza pecaminosa, egoísta, y tenemos un adversario en el diablo que intenta destruirnos. Las encuestas indican que nuestros conflictos son similares, giran principalmente alrededor de estas cosas:

1) El dinero

2) La falta de comunicación efectiva

3) La falta de tiempo significativo juntos

4) Disciplinar a los hijos

5) El sexo

6) Los suegros.

Puesto que tenemos conflictos, aquí están algunas sugerencias a considerar:

1. Determinar cómo manejar adecuadamente el conflicto como una meta más realista que estar libre de conflictos. Cada conflicto tiene el potencial para acercarnos a Dios o nos arrastra para dividirnos o nos une más íntimamente. Analice el conflicto con reflexión piadosa.

2. La reacción de Adán después de la caída fue culpar a "la mujer que me diste por compañera!" Pasó de tener una vida amorosa en el paraíso a culpar a su esposa; Eva se convirtió en su enemiga. En realidad, no! El diablo era el enemigo. Muy importante en la resolución de conflictos es nunca perder de vista este verso en II Corintios 10:3: "pues aunque andamos en la carne, no la guerreamos según la carne." Vivimos en la carne, pero la guerra es contra la maldad espiritual (Efesios 6:12). Su cónyuge no es el enemigo; es el diablo.

3. Dios manda amar. Según 1 Juan, si amamos a Dios, debemos amar a sus hijos, que incluye al cónyuge. No serás recompensados ahora o en en el reino porque tenías razón en la discusión con tu cónyuge. La preocupación de Dios no es, que está bien o mal, pero que es amar. Deje que el amor incondicional gobierne tu vida.

4. Escuchar, después hablar. Santiago 1:19: "Por tanto, amados hermanos míos, que cada hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira". Ella dice, "No siento que me amas". Él responde: "eso es mentira. ¡Te quiero! ¿Dónde está la lógica? Yo vivo contigo! Me casé contigo!" Él está ofendido porque la verdad es que la ama. Pero él no la escuchó. Ella dijo: "Me siento como tú..." Ella expresa sentimientos, no verdades o lógica. No se puede discutir acerca de sus sentimientos. Debe aceptarlos y determinar cómo ayudarla a cambiar amorosamente sus sentimientos para alinearse con la verdad. ¡ Escuchen!

5. Reconocer la ira por lo que es: una obra de la carne (Gálatas 5) e inútil (Santiago 1:20). Evitar la ira (Efesios 4:31), tratar a su cónyuge con respeto.

6. Considerar reglas de conflictos:

Discuta un tema a la vez. La tentación es contrarrestar el problema de su cónyuge con argumentación propia. Cuando esto sucede, se tiende a caer en una repetición de la historia de todos los conflictos anteriores, y nada se resuelve.

Concéntrese en el problema, no en la persona. Si el problema es un comportamiento en particular, no hay ninguna razón para cuestionar su carácter entero. Enfóquese en el problema no en la persona.

Sea específico. "Siempre haces esto! Nunca cambias! Todo sobre nuestra vida juntos es un caos!" No generalice! Todo que lo logra es confusión, frustración e ira. Sé específico. “Todavía la sala no está limpia" es mucho, mucho mejor que decir, " Eres un cochino, siempre los has sido y siempre lo serás."

Centrarse en los hechos sin juzgar las motivaciones. A menudo después de la comunicación, nos enteramos que hay un malentendido porque los hechos son percibidos incorrectamente. Cuando se juzgan los motivos, las cosas se convierten en nubladas. Ocuparte en los hechos sin caer en el pecado de juzgar.

Buscar la unidad, no ganar o perder.

7. Pedir ayuda a Dios para que nos provea la sabiduría necesaria.


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