Resolviendo
conflictos
Co-herederos
(I Pedro 3:7)
Todos los matrimonios enfrentan conflictos. Si somos
cristianos. ¿Por qué hay conflicto? Porque también somos seres humanos con una
naturaleza pecaminosa, egoísta, y tenemos un adversario en el diablo que
intenta destruirnos. Las encuestas indican que nuestros conflictos son
similares, giran principalmente alrededor de estas cosas:
1) El dinero
2) La falta de comunicación efectiva
3) La falta de tiempo significativo juntos
4) Disciplinar a los hijos
5) El sexo
6) Los suegros.
Puesto que tenemos conflictos, aquí están algunas
sugerencias a considerar:
1. Determinar cómo manejar adecuadamente el conflicto
como una meta más realista que estar libre de conflictos. Cada conflicto tiene
el potencial para acercarnos a Dios o nos arrastra para dividirnos o nos une
más íntimamente. Analice el conflicto con reflexión piadosa.
2. La reacción de Adán después de la caída fue culpar a
"la mujer que me diste por compañera!" Pasó de tener una vida amorosa
en el paraíso a culpar a su esposa; Eva se convirtió en su enemiga. En
realidad, no! El diablo era el enemigo. Muy importante en la resolución de
conflictos es nunca perder de vista este verso en II Corintios 10:3: "pues
aunque andamos en la carne, no la guerreamos según la carne." Vivimos en
la carne, pero la guerra es contra la maldad espiritual (Efesios 6:12). Su
cónyuge no es el enemigo; es el diablo.
3. Dios manda amar. Según 1 Juan, si amamos a Dios,
debemos amar a sus hijos, que incluye al cónyuge. No serás recompensados ahora
o en en el reino porque tenías razón en la discusión con tu cónyuge. La
preocupación de Dios no es, que está bien o mal, pero que es amar. Deje que el
amor incondicional gobierne tu vida.
4. Escuchar, después hablar. Santiago 1:19: "Por
tanto, amados hermanos míos, que cada hombre sea pronto para oír, tardo para
hablar, tardo para la ira". Ella dice, "No siento que me amas".
Él responde: "eso es mentira. ¡Te quiero! ¿Dónde está la lógica? Yo vivo
contigo! Me casé contigo!" Él está ofendido porque la verdad es que la
ama. Pero él no la escuchó. Ella dijo: "Me siento como tú..." Ella
expresa sentimientos, no verdades o lógica. No se puede discutir acerca de sus
sentimientos. Debe aceptarlos y determinar cómo ayudarla a cambiar amorosamente
sus sentimientos para alinearse con la verdad. ¡ Escuchen!
5. Reconocer la ira por lo que es: una obra de la carne
(Gálatas 5) e inútil (Santiago 1:20). Evitar la ira (Efesios 4:31), tratar a su
cónyuge con respeto.
6. Considerar reglas de conflictos:
Discuta
un tema a la vez. La tentación es contrarrestar el problema
de su cónyuge con argumentación propia. Cuando esto sucede, se tiende a caer en
una repetición de la historia de todos los conflictos anteriores, y nada se
resuelve.
Concéntrese
en el problema, no en la persona. Si el problema es un
comportamiento en particular, no hay ninguna razón para cuestionar su carácter
entero. Enfóquese en el problema no en la persona.
Sea
específico. "Siempre haces esto! Nunca cambias!
Todo sobre nuestra vida juntos es un caos!" No generalice! Todo que lo
logra es confusión, frustración e ira. Sé específico. “Todavía la sala no está
limpia" es mucho, mucho mejor que decir, " Eres un cochino, siempre
los has sido y siempre lo serás."
Centrarse
en los hechos sin juzgar las motivaciones. A menudo después
de la comunicación, nos enteramos que hay un malentendido porque los hechos son
percibidos incorrectamente. Cuando se juzgan los motivos, las cosas se
convierten en nubladas. Ocuparte en los hechos sin caer en el pecado de juzgar.
Buscar
la unidad, no ganar o perder.
7. Pedir ayuda a Dios para que nos provea la sabiduría
necesaria.
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