Edwin Mauricio Alza
Cuando cumplí el primer año en la iglesia pentecostal hace 27 años, después de estudiar la parábola del trigo y la cizaña, fui a compartir con el pastor mis conclusiones muy emocionado, para mi estaba claro que allí se revelaba el fin de los malos y por ende el fin de la maldad en la tierra, para que los justos resplandezcan en el reino de su Padre.
Cuando cumplí el primer año en la iglesia pentecostal hace 27 años, después de estudiar la parábola del trigo y la cizaña, fui a compartir con el pastor mis conclusiones muy emocionado, para mi estaba claro que allí se revelaba el fin de los malos y por ende el fin de la maldad en la tierra, para que los justos resplandezcan en el reino de su Padre.
Me gané la primera reprimenda ácida como si aquel hombre fuera el dueño de mi vida, aunque yo no era de su propiedad, me dijo que debía ceñirme a la forma que él enseñaba y respetar la manera tradicional y hueca que se propone para la interpretación de esta parábola.
Yo quedé impactado por el destino final de los creyentes en ese futuro dorado, los justos resplandecerían para siempre en el reino de su Padre. Desde allí entendí que la tierra no sería jamás destruida y que el reino de nuestro Señor Jesús será permanente sobre la tierra. Recuerdo que aquél religioso me enseñó que en el juicio del trono blanco al final de los primeros años del Reino algunos serán salvados y justificados, pero nunca enseñó donde "estuvieron" esos "muertos" antes de ser juzgados. Porque si proceden del paraíso ya no necesitan ser juzgados puesto que ya disfrutaron de su galardón y si proceden del tormento entonces para ellos solo fue un purgatorio. (1)
Esa fue mi primera diferencia, pero consideré que no era tan grande como para dejar la congregación. No fué sino hasta mi pastorado en Chulucanas por el año 2003 y a raíz de la publicación de un pequeño folleto sobre el alma y lo que sucede después de la muerte que quede insatisfecho por haber usado con algo de creatividad parte de tres versículos para sustentar una doctrina tan importante.
Eso fue lo que me impulsó a un estudio más profundo de estos asuntos, para entonces entendí que algo andaba mal con la llamada ortodoxia y desde allí no pude sino, predicar que el hombre al morir solo reposa o duerme. A partir de ese momento otros temas del status quo evangélico fueron cayendo cual castillo de naipes, cosa que detallaré más adelante.
En resumen, hace diez años decidí quitarme los lentes evangelicatólicos y ver las Escrituras en su color natural.
(1) Unos años atrás el señor Pastor entre sus enseñanzas lanzó la herejía que nuestro Jesús fue al infierno e hizo "el llamado" del evangelicalismo y sacó de allí a uno que otro condenado.